jueves, 9 de diciembre de 2010

Gloria gloria Independiente

Lo comentaba en la entrada del mes pasado. Independiente era el favorito para alzarse con la Sudamericana y la consiguió, aunque para ello tuviera que apurar hasta el último sorbo de la copa. Sin embargo, son este tipo de triunfos los que -a la postre- dan brillo y carácter épico a la historia de un club y desde ayer la del Rojo de Avellaneda cuenta con una página más.

Goiás, auténtica revelación del torneo, acudió a la cita con el Libertadores de América con la ventaja de dos goles que traía de un partido de ida en el que Independiente mereció más pero en el que encontró -además del handicap del resultado- la baja de su hombre más determinante en el área para el partido de vuelta. Silvera iba a ver desde la tribuna como Facundo Parra, ex Chacarita, iba a ser el encargado de escribir su nombre con letras de oro apenas unos meses después de su llegada.

El partido comenzó con Independiente afanado en descontar la ventaja que traía Goiás y no iba a tardar mucho en conseguirlo. Pasados veinte minutos de juego, Velázquez hizo soñar a todo el estadio con la remontada aunque solo durante un par de minutos, los que tardó Rafael Moura en igualar el partido y volver a poner en dos la cifra de goles que necesitaba el cuadro local.

A pesar del mazazo que podía suponer el gol brasileño, Independiente no se vino abajo y ahí es donde iba a aparecer la figura de Parra para nivelar la eliminatoria con sendos goles antes del descanso. Quien se lo iba a decir al joven delantero después de haber probado la hiel del descenso con Chacarita pocos meses antes.

Quedaba todo el segundo tiempo para decantar la eliminatoria de un lado o del otro pero el destino tenía reservado un final mucho más dramático. Tampoco se movería el marcador en el tiempo extra a pesar de que ocasiones hubo para ello. El campeón de 2010 se iba a decidir desde los once metros.

Transcurridos cinco lanzamientos sin fallo era el turno del brasileño Felipe, que estrelló su lanzamiento contra el poste ante el delirio de la tribuna roja. Tuzzio, tras dos aciertos más, tuvo en sus pies la posibilidad de darle a Independiente una copa después de quince años… y no la desaprovechó.