domingo, 12 de mayo de 2013

Roberto Martínez, el paciente inglés


Roberto Martínez entró ayer, gracias al tanto de Watson, en la Historia del Wigan Athletic al hacerse contra todo pronóstico con la FA Cup y darle así su primer título en sus ochenta y un años de vida.

El técnico catalán, que llegara al banquillo latic en 2009 tras su exitosa temporada al frente del Swansea ha logrado a lo largo de estas tres temporadas cumplir con el objetivo de mantener a los blues entre los más poderosos clubes de la Premier. Y todo ello a pesar de contar con el handicap de tener uno de los presupuestos más bajos de la categoría.

Este verano, tras el tercer milagro, se le presentó la opción de subir ese peldaño de calidad y fichar por un club que le permitiera optar a levantar un título. Se habló, y no poco, de su llegada al Liverpool pero finalmente volvió a prometer fidelidad al club que preside Dave Whelan y en Anfield apostaron por otro ex-Swansea, Brendan Rodgers.

Como cabía esperar la temporada no está siendo un camino de rosas para el Wigan que la semana pasada se complicó la permanencia con su derrota en el DW Stadium frente al Swansea (2-3). Sin embargo el equipo logró abstraerse de todos los asuntos domésticos durante los noventa minutos jugados en Wembley y arrebatarle al City un trofeo para el cual era muy favorito. El tanto de Watson, en el descuento y sin tiempo para la reacción citizen, fue un guión imposible de mejorar.


Ahora, con una FA Cup en el bolsillo, los esfuerzos de Martínez se centran en lograr por cuarta temporada consecutiva una permanencia que este año tiene más marchamo de milagro que nunca. Una visita al Emirates con un Arsenal jugándose entrar en la próxima edición de la Champions League y un partido a vida o muerte frente al Aston Villa en la última jornada. Dos partidos muy complicados de obligada victoria para recuperar la diferencia que les separa del Sunderland, equipo que marca la salvación.

Ocurra lo que ocurra parece claro que estamos ante la última temporada de Martínez al frente del Wigan. Puede que su destino siga en las islas, donde banquillos como el del Everton tras la salida de Moyes pueden ser una buena opción, o puede que su curriculum al frente de un club modesto le abra alguna puerta que otra en Europa. La solución, en apenas quince días.

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