Con Brasil esperando en la gran final, es el turno de mexicanos y argentinos. El equipo revelación del torneo frente al gran favorito para la victoria final. Un duelo del que, para mí, saldrá el campeón de esta Copa América de Venezuela 2007.
Los aztecas están realizando una gran Copa América, arrasaron en el grupo de la muerte y ya saben lo que es tumbar a una grande (2-0 ante Brasil), por lo que no es descartable que Hugo Sánchez vuelva a pensar en jugarle a Argentina de la misma manera. Órden atrás, contundencia y mando en el centro del campo, con Torrado al mando, y la calidad de Nery Castillo arriba. El delantero de Olympiakos, pretendido ahora por el Valencia, está siendo la auténtica sensación de los mexicanos y a pesar de las molestias que arrastraba en su rodilla podrá estar ante Argentina.
Si a esto le añadimos la veteranía y calidad de Blanco y Márquez, y la solvencia del jóven Ochoa bajo los palos obtenemos una selección con mimbres para optar a todo, a pesar del flojo papel que tuvo en la pasada Copa de Oro, en la que, sin embargo, llegó hasta la final.
Mientras tanto Argentina ha llegado hasta estas semifinales arrollando, más por marcador que por juego, a todos los rivales que ha encontrado por su camino. Salvo la exigua victoria lograda ante Paraguay en la última jornada de la liguilla, todos sus rivales se han llevado la friolera de cuatro goles, que se dice pronto.
Y todo esto a pesar de la lesión de su killer Hernán Crespo, en la segunda jornada. Su sustituto hasta ahora había sido Diego Milito, pero el delantero del Real Zaragoza parece no encontrar en su selección la misma fortuna que le ha sonreido en su club a lo largo de la temporada. Ante esta falta de gol, y la presión mediática de la prensa gaucha, Basile podría optar por dar salida de inicio al apache Tévez.
Pero la magia de la albiceleste se gesta unos metros por detrás de la linea de delanteros, y tiene nombre propio, Juan Román Riquelme. El jugador del Villarreal está prolongando en Venezuela la gran temporada que ha realizado en Boca y está siendo el motor que hace mover al grupo. A pesar de que en muchas ocasiones hace que el juego se paralice al pasar por sus pies, la visión de juego que muestra en sus pases (como el que regaló a Messi ante Perú o a Tévez ante USA) lo compensa por completo.
Esta por ver si Milito, una vez arreglado su traspaso al Barcelona, recupera su nivel habitual y forma junto a Ayala la muralla perfecta sobre la que descanse la fortaleza de una selección, que si nadie lo remedia, huele a campeona.
Los aztecas están realizando una gran Copa América, arrasaron en el grupo de la muerte y ya saben lo que es tumbar a una grande (2-0 ante Brasil), por lo que no es descartable que Hugo Sánchez vuelva a pensar en jugarle a Argentina de la misma manera. Órden atrás, contundencia y mando en el centro del campo, con Torrado al mando, y la calidad de Nery Castillo arriba. El delantero de Olympiakos, pretendido ahora por el Valencia, está siendo la auténtica sensación de los mexicanos y a pesar de las molestias que arrastraba en su rodilla podrá estar ante Argentina.
Si a esto le añadimos la veteranía y calidad de Blanco y Márquez, y la solvencia del jóven Ochoa bajo los palos obtenemos una selección con mimbres para optar a todo, a pesar del flojo papel que tuvo en la pasada Copa de Oro, en la que, sin embargo, llegó hasta la final.
Mientras tanto Argentina ha llegado hasta estas semifinales arrollando, más por marcador que por juego, a todos los rivales que ha encontrado por su camino. Salvo la exigua victoria lograda ante Paraguay en la última jornada de la liguilla, todos sus rivales se han llevado la friolera de cuatro goles, que se dice pronto.
Y todo esto a pesar de la lesión de su killer Hernán Crespo, en la segunda jornada. Su sustituto hasta ahora había sido Diego Milito, pero el delantero del Real Zaragoza parece no encontrar en su selección la misma fortuna que le ha sonreido en su club a lo largo de la temporada. Ante esta falta de gol, y la presión mediática de la prensa gaucha, Basile podría optar por dar salida de inicio al apache Tévez.
Pero la magia de la albiceleste se gesta unos metros por detrás de la linea de delanteros, y tiene nombre propio, Juan Román Riquelme. El jugador del Villarreal está prolongando en Venezuela la gran temporada que ha realizado en Boca y está siendo el motor que hace mover al grupo. A pesar de que en muchas ocasiones hace que el juego se paralice al pasar por sus pies, la visión de juego que muestra en sus pases (como el que regaló a Messi ante Perú o a Tévez ante USA) lo compensa por completo.
Esta por ver si Milito, una vez arreglado su traspaso al Barcelona, recupera su nivel habitual y forma junto a Ayala la muralla perfecta sobre la que descanse la fortaleza de una selección, que si nadie lo remedia, huele a campeona.
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