lunes, 18 de julio de 2011

La rebelión de los modestos

Esta edición de la Copa América, pase lo que pase en semifinales, ya forma parte de la historia. Cuando se vuelva la vista atrás se recordará como la primera edición en la que -participando ambos- ni Argentina ni Brasil llegaron a semifinales, o como la edición en la que Venezuela rompió en mil pedazos su condición de cenicienta y enseñó los dientes a Brasil primero y a Chile después o, incluso, como la edición en la que Brasil se volvió a casa por no acertar con ninguno de los lanzamientos de penalti con los que se jugó el pase a semifinales. Un logro solo a la altura del inolvidable hat-trick de fallos conseguido por Martín Palermo en la edición de 1999.

En todo campeonato cabe la posibilidad de que en una, o tal vez dos, eliminatorias salte la sorpresa. Ese día malo que se cruza en el camino de la favorita, los nervios de la eterna aspirante o el resurgir de la que, tras una nefasta fase de grupos, aparece en el partido del cruce. Pero que en unos Cuartos de Final de toda una Copa América los cuatro favoritos caigan y en tres casos lo hagan tras disputar prórroga... eso ocurre en contadas ocasiones.

La primera en doblar la rodilla fue Colombia sorprendida por una combativa Perú y condenada por su falta de puntería primero y los errores garrafales de su guardameta después. Incluso el infalible Falcao no acertó con un penalti que hubiera metido a los cafeteros en semifinales dentro del tiempo reglamentario. Horas después Argentina, tan criticada y a la vez tan esperada, se dejaba desde los once metros las esperanzas de todo un país en una Copa que se resiste desde 1993. Fue la menor de las sorpresas por caer ante Uruguay, cuarta en el pasado Mundial, y tras un partido que cualquiera pudo ganar pero que un combinado con Messi y el elenco de estrellas que le acompañan caiga en Cuartos siempre es una sorpresa. Tevez fue el único en no acertar desde el punto fatídico en una exhibición de definición charrúa. Muslera, con su actuación previa, había propiciado llegar hasta allí.

Cuando todo el mundo daba por hecho que el cupo de sorpresas se había cumplido sobradamente, Paraguay dejaba en la cuneta a la vigente campeona. En un partido que Brasil mereció llevarse de calle, la figura de Justo Villar emergió para sellar el marco guaraní y forzar una prórroga en la que ambos equipos parecieron firmar un pacto de no agresión y jugarse todo a la suerte de los once metros. Brasil erró en todos y cada uno de sus lanzamientos forzando en solo una ocasión la actuación de Villar. Menezes en rueda de prensa criticó el estado del cesped y en concreto del punto de lanzamiento mientras 'Tata' Martino reconocía que su selección había tenido 'culo'.

Pero faltaba la traca final y confirmar si la revelación podría con la roja, convertida en máxima favorita tras las caídas de argentinos y cariocas. Y se confirmó. Vaya si se confirmó! En Chile todavía andan pellizcándose para comprobar si lo de ayer ocurrió de verdad o fue solo un mal sueño. Dos balones parados condenaron a una débil defensa chilena que hizo aguas por arriba y el infortunio de cara a puerta los sentenció. El gol de Chupete Suazo fue estéril y los andinos también hicieron las maletas tras estrellarse en los palos y la defensa venezolana.

El debate está servido. Igualdad máxima, eso está claro pero ¿por mejora de los débiles o por desidia de los grandes? Sería injusto obviar el trabajo realizado por Markarian en Perú, Martino en Paraguay o Farías en Venezuela (a Tabárez lo pongo en otro escalafón) pero en tres de los cuatro casos -y uno reconocido- sería injusto obviar que también hubo algo de 'culo' en mayor o menor medida.

Solo falta por saber quien se llevará esta peculiar Copa. Uruguay parece ahora el favorito (cualquiera se atreve a asegurarlo) pero Paraguay y Perú quieren reverdecer laureles a costa de una Venezuela que sueña con su primer título. La solución en algo menos de una semana.

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